John Baptist Vianney (Curé d’Ars), Priest (RM)


San Giovanni María Vianney, Párroco de Ars (1786 – 1859).

El primer lugar entre las más hermosas almas ardientes de devoción hacia Santa Filomena, le corresponde al Santo Párroco de Ars. Quien le hizo conocer la Santa fue Paolina Jaricot, quien le regaló una reliquia. No hay biografía del Párroco de Ars en la cual no se hable de nuestra Santa.

Fue el máximo promotor, en Francia, de la devoción hacia la Santa de Mugnano. Hizo colocar, en su iglesia parroquial, una estatua de Santa Filomena y quiso que se construyera una hermosa Basílica en su honor, la cual, del mismo estilo que la de Fourviere que domina Lión, fue terminada después de su muerte

El Santo Párroco le atribuía a la intercesión de nuestra Santa todos los numerosos milagros ocurridos en Ars

 

El «milagro» del Cura de Ars

Entre Santa Filomena y el Pàrroco de Ars se estableciò un vìnculo tan importante que es imposible comprender  la figura del Pàrroco si no se tomaen cuenta su inmensa devociòn por su querida “pequeña Santa”, vìnculo que tiene algo de prodigioso.
El «milagro» de Santa Filomena fue multiforme:  1)Las apariciones de Santa Filomena al Pàrroco; 2) su sanaciòn milagrosa por intercesión de Santa Filomena; 3) Sanaciones milagrosas que se verificaron en Ars, después de que el Pàrroco exhortara a dirigirse  a Santa Filomena.

Las apariciones a San Giovanni María Vianney, Párroco de Ars.

El Pàrroco de Ars no quería que se hablara de lo que de extraordinario podìa tener su vida. En Procees de l’Ordinaire 1, p. 709 Jeanne-Marie Chanay describe muy bien esta actitud,  lo mismo hace especialmente Etiennette Duri, quien frente a la comisión de investigación contò haber sorprendido al Pàrroco mientras conversaba en voz alta con la Madonna. Cuando se vio descubierto, Vuanney le advirtió a Etiennette «Si Ud. Cuenta esto, no pisarà màs esta casa …!. Y con voz más dulce, añadiò: «Con la Santa Virgen y Santa Filomena nosconocemos bien.»
Monnin después de la aparición que el Pàrroco tuvo durante su enfermedad afirmara: «Era opinión general que en aquella conversaciòn  misteriosa se habían dicho cosas que le seron de consuelo al cura por el resto de sus dìas.»
Que el Pàrroco conociera el aspecto del a Santa se  puede deducir también por el testimonio de la señorita Sofía Mécusson, quien, al pedirle, durante una confesión una ‘imagen de Santa Filomena obtuvo la siguiente respuesta: «Pero en su iglesia de Ligny, en esa capilla, hay una pintura que la representa. Vaya y pide que la reproduzcan. Es la más bella cabeza de la Santa, que yo conozca «. Tochou añadió que a él no le constaba que al Pàrroco hubiese estado en  Ligny y que, por lo que el sabìa, no podía conocer la existencia de la pintura fechada en 1836. Por lo tanto, el Pàrroco debìa haberla conocido por caminos misteriosos.

Sanación milagrosa del Pàrroco de Ars.

Así la describe el rector Don Gennaro Ippolito, extrayéndola de la obra de Abad Monnin.
«Eran los primeros días de mayo de 1843. El venerable Pàrroco sucumbìa agotado por tener que atender, sin ayuda, a la immensa multitud de personas que iban a confesarse con él. Solía Todas las tardes del mes de María, acostumbraba subir al pùlpito y dirigirse a los fieles congregados. Al tercer día  a mitad del discurso, se sintío tan mal que tuvo que interrumpirse. Trató de leer algo, y no pudo terminar; comenzó una plegaria, pero la voz y la fuerza le fallaron por completo; bajò, con esfuerzo del púlpito y se acostò. En seguida se manifestaron los síntomas más graves. El 6 de mayo se escribìa que su enfermedad era muy grave, y todos los parroquianos lloraban y rezaban. El abad Bernard el 10 de mayo declaró que en cada rincòn del pueblo habìa un umbrío silencio y la pesadumbre reflejada en todos los rostros.

Los Peregrinos iban de un lado a otro de la plaza y alrededor de la iglesia como un rebaño sin guardiàn. Cada vez que aparecìan, los enfermeros todos los rodeaban y preguntaban ansiosos: «¿Cómo es el Santo Pàrroco, nuestro buen padre? ». Dos o trescientos personas no se  habían podido confesar con el abad de Vianney y al oìr que no habìa ninguna mejorìa, entraban en la iglesia y doblaban sus sùplicas y llantos para hacer presiòn en el Cielo y pedir al Señor, por tercesìon del a Virgen y Santa Filomena, la salud de esa persona tan querida.  Al quinto día de la enfermedad se hizo una consulta médica; por los síntomas de la enfermedad anteriores y actuales, se detectò la presencia de una pleuro-pleumonia en la base del pulmón derecho, tanto  en la parte frontal como en la posterior. Por las fatales eventualidades que las órdenes y los diagnósticos de los médicos hacìan presumir, se creyò oportuno acelerar la administración de los sacramentos. El dìa siguiente a esta gran e importante ceremonia el Pàrroco de Fareius estaba celebrando la misa en el altar de Santa Filomena. En ese mismo momento, el enfermo, al que la fiebre no había dejado nunca, se durmiò por primera vez con un sueño tranquilo: a partir de ese dìa mejorò hasta su total curaciòn. La  opinión general fue que se le apareció Santa Filomena, y que durante la misteriosa conversaciòn se dijieron cosas, que le sirvieron de consuelo al santo sacerdote  hasta el fin de su larga vida.

El maestro de la escuela quien estuvo con èl dìa y noche, dice al respecto: Nuestro Santo Pàrroco de viendo su fin, quiso que se celebrara una misa en honor a Santa Filomena. Se llamò para celebrarla,  a un cura del vecindario y todas las personas que estaban, en Ars, forasteros y habitantes, asistieron a ella. Antes de empezar el santo sacrificio, me pareciò que  el sacerdote tuviese miedo; . vi, en él algo extraordinario, una gran ansiedad, una insòlita emociòn. Observé todos sus movimientos con màs atención creì que habìa llegado la hora fatal y que estuviera por exhalar el ùltimo respiro. Pero en cuanto el sacerdote subiò al altar, de repente se mostró más tranquilo. Parecía un hombre que ve algo agradable y reconfortante. La Misa habìa terminado cuando el exclamó: – amigo mìo, en mì se produjo  un gran cambio… Me curé -. Mi alegría al oìr esas palabras fue grande quedé convencido de que el había tenido una visión, porque había escuchado repetir muchas veces el nombre de su dulce protectora, por eso  creì que Santa Filomenase le  había aparecido, pero no me atrevì a preguntarselo.
Durante los siguientes días hubo una gran mejora que el pàrroco, atribuì a la intercesión de Santa Filomena. El viernes 19 de mayo pidiò que lo llevaron a la iglesia. Cayó de rodillas frente al altar, y se encerrò en un sentimiento de infinita adoración, gratitud y conformidad con la voluntad del Señor, quien lo llamaba para vivir y seguir su trabajo. Después de adorar a Dios, fue a arrodillarse en la capilla de su querida Santa, y orò durante mucho tiempo con fervor y apacibilidad admirable». Entre los milagros que la Santa le hizo al pàrroco hay que mencionar el que se verificò tres años antes de su muerte, cuando el diablo le quemò la cama y él consciente de esto no se inmutò. Durante ese  incendio, el fuego se detuvo frente al relicario de Santa Filomena; «… Y habìa marcado a partir de ese punto  una línea recta de precisión simétrica, destruyendo todo lo que estaba acà y perdonando todo lo que estaba detràs de la santa reliquia

 

 

 



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