1. Introducción
En el siglo XIX se da a conocer la figura de Filomena,joven mártir romana y conquista los corazones. Después de diecisiete siglos de silencio, su culto se difunde rápidamente, lo que puede atribuirse al providencial plan de renovación de aquel siglo que, si por una parte fue herencia de la Revolución Francesa y de la consiguiente pérdida de cristianidad por parte de la sociedad europea, por la otra fue rico en movimientos espirituales de nueva evangelización que permitió la creación, en toda Europa, de congregaciones misioneras que se esparcieron por el mundo, desde las Américas hasta el Lejano Oriente.
Algunos integrantes de esta renovación se sintieron atraídos por la nueva «Santita» – Santa Filomena – cuyas reliquias fueron llevadas de Roma a Mugnano del Cardinale (Avellino), donde llegaron el 10 de agosto Numerosos devotos se encomendaron a su protección; entre ellos, recordamos a la señorita Jaricot, fundadora de la «obra de difusión de la Fe», al joven Giovanni Mastai Ferretti, quien se convertirá en Papa con el nombre de Pío IX, y más tarde beatificado, al tímido sacerdote Giovanni Maria Vianney, el Santo Cura de Ars a quien San Pío X señaló como el garante de Santa Filomena. Todos ellos estaban gravemente enfermos y sanaron perfectamente: se convertirán en importantes instrumentos de la Divina Providencia en la vida de la Iglesia, hasta los últimos confines de la Tierra.
El » dies natalis »
se indica con el término latinos dies natalis ( = día del nacimiento ) el día en que un Santo pasa de la vida terrenal a la vida eterna.
La vida terrenal / natural es el punto de partida para poder aspirar a la vida celestial/ sobrenatural que se nos permiteen virtud de la vida y resurrección de Cristo. Una vida terrenal vivida en el cumplimiento de los preceptos divinos lleva a la vida eterna. En el caso de un mártir , compartimos lo que San Ambrosio dijo de la joven mártir Santa Agnes: «, es decir , » Martyrem dixi, satis dixit» o sea “al decir Mártir, lo he dicho todo”.
no hay datos biográficos de Santa Filomena. En efecto, su vida comienza con el hallazgo de su cuerpo y con la manifestción de las señales a sus devotos. Las primeras noticias de la Santa son, entonces, las que van desde el hallazgo de su tumba en las catacumbas de Priscila hasta el traslado de su cuerpo a Mugnano del Cardinale, comienzo de su providencial influencia en la vida de la Iglesia.
Hay que considerar el intento de escribir una biografía SENSACIONAL de Filomena como un acto DE DEVOCION, inspirado en las antiguas passiones de verdaderos o presuntos mártires del período paleocristiano. Su llegada a Mugnano dará inicio a una temporada de gracias y milagros, corroborados por documentos pontificios, desde los de Léon XII hasta los de Pío XI, que acompañan la difusión de su culto. De este modo, el siglo XIX se enriquece con otra presencia sobrenatural que fortalecerá, con filas de mártires y confesores, la vida eclesiásticas orientada hacia el tercer mundo.
3 . Símbolos encontrado en la tumba
en las tres losas que sellaban la tumba, además de las palabras
» LUMENA – PAX TE – CUM FI »
estaban los siguientes símbolos :
a) dos anclas
b ) tres flechas
c ) una palma
d ) una flor .
Lo que llama la atención, es la riqueza de la simbología. La primera losa no fue colocada equivocadamente, alterando la inscripción correcta que es PAX TECUM FILUMENA.
4 . El hallazgo del cuerpo
El hallazgo del cuerpo de Santa Filomena ocurrió el 25 de mayo de 1802, el segundo año del pontificado de Pío VII. El 24 de mayo de 1802 los excavadores que trabajan en las catacumba de Priscilla, eliminando los materiales y desechos acumulados durante siglos, habían llegado a su parte central, no lejos de la Capilla Griega, muy cercana al gran tragaluz uno de ellos, cuyo nombre no se conoce, chocó con su pala unas losas que cerraban un nicho, donde, muy bien conservada, estaba pintada una palma, una de las señales o símbolos del martirio.
Siguiendo las instrucciones de Monseñor Ponzetti , el obrero interrumpió el trabajo y fue a comunicar su descubrimiento al sacerdote Don Filippo Ludovici , segundo custodio.
El 25 de mayo de 1802 el padre Don Ludovici , acompañado de varios testigos, entre ellos otro sacerdote , bajó a las catacumbas y bajo sus ojos el excavador siguió con su trabajo y descubrió la piedra sepulcral de una pequeña tumba que parecía ser de un adolescente.
Estaba formada por tres losas, coma ya se dijo, en los cuales estaba escrito: » LUMENA PAX TE CUM FI «; Además estaban representadas dos anclas, tres flechas, una palma y una flor. En el nicho también se encontró una pequeña vasija en cuyo fondo, había un residuo seco de color negruzco. Las santas reliquias fueron envueltas cuidadosamente en cinco involucros , y guardada en una caja de madera , debidamente autentificada, y llevadas con las acostumbradas formalidades al Tesoro de las reliquias en Roma; las losas, en cambio, fueron trasladas al Colegio Máximo de los Jesuitas en Roma y luego a los Museo de las Antigüedades cristianas en el Vaticano.
-
Donación del cuerpo de Santa Filomena, por mediación de Mons. Bartolomeo De Cesare, obispo de Potenza, al sacerdote Don Francesco De Lucia.
En 1805, Don Francesco De Lucia, joven cura de Mugnano del Cardinale, en la diócesis de Nola, se encontraba en Roma acompañando a Mons. Bartolomeo De Cesare, párroco de Sant’ Angelo en Segno en Nápoles, obispo electo de Potenza, cuya consagración estaba patuada para el 30 de junio. Don Francesco deseaba tener el cuerpo de una Santa Mártir y con nombre proprio, es decir, cuyo nombre fuese conocido y verdadero, para trasladarlo en Mugnano. El neo Obispo, su amigo, lo ayudó a realizar este deseo presentándoselo a Mons. Giacinto Ponzetti, custodio de las Sagradas Reliquias, con el fin de favorecer esa aspiración.
Fernando IV el rey de Nápoles había encargado a Mons. Bartolomeo de Cesare que saludara en su nombre su Santidad el Papa Pío VII, que había regresado a Roma, después de su estadía en Francia donde había coronado emperador a Napoleón Bonaparte.
Durante la audiencia, Mons. De Cesare le habló al Pontífice del deseo y del entusiasmo de Don Francesco De Lucia. Pío VII se conmovió y le donó el cuerpo de Santa Filomena. Para superar las dificultades derivadas de la norma, según la cual los cuerpos de los mártires sólo podían ser donados a un Obispo, el cuerpo de Santa Filomena fue donado por el Monseñor Ponzetti a mons. Bartolomeo De Cesare el 8 de junio de 1805 quien a su vez lo regaló a Don Francesco de Lucia.
6. De Roma a Mugnano, pasando por Nápoles
El 30 de junio de 1805, mientras que en Roma se realizaban festejos en honor al Apóstol Pablo, Don Francesco De Lucia asistía a la consagración episcopal de su amigo Mons. Bartolomeo De Cesare. El 1 de julio, el nuevo obispo y su amigo sacerdote salieron de Roma con las reliquias de la Santa.
Llegaron a Nápoles con el precioso depósito el 2 de julio de 1805. Llevaron las reliquias sagradas a casa de un amigo de Mons. De Cesare, un tal Antonio Terres, un librero muy conocido en la ciudad. Con la autorización del obispo de Nola, Mons. Vincenzo Torrusio, Mons. De Cesare e abrió las cajas e hizo el reconocimiento oficial de las santas reliquias, colocadas, luego, en la capilla privada de la familia Terres.
Al difundirse la noticia, muchos fieles llegaron. Para prevenir desórdenes, el cuerpo de Santa Filomena se expuso por primera vez a la adoración pública, en la iglesia parroquial de Sant’ Angelo en segno, donde permaneció tres días.
La noche del 9 de agosto, las sagradas reliquias fueron llevadas a Mugnano, adonde llegaron la mañana del 10 de agosto en la iglesia de María SS. de las Gracias. Puesto que los prodigios eran muchos y los devotos se hicieron más numerosos, el Obispo de Nola propuso a Don Francesco De Lucia que renunciara a la idea de custodirlas en el oratorio. Por este motivo se construyó, en la iglesia dedicada a María SS. de las Gracias, una capilla donde las reliquias fueron trasladadas el 29 de septiembre de 1805 y donde todavía permanecen. La capilla, a través de los años, ha sido adornada y embellecida.
Fig. 4: Las tres losas que sellaban el nicho de Santa Filomena en las catacumbas de Priscila, inicialmente custodidas en Roma, fueron donadas por el Papa León XII, el 21 de julio 1827, al Santuario de Santa Filomena. Una vez en Mugnano, el 4 de agosto de 1827, fueron solemnemente expuesta a la pública veneración de los fieles. Además de la inscripción, llama la atención la riqueza de los símbolos: dos anclas, tres flechas, una palma símbolo del martirio, una flor. En los Libros de Lipsanoteca se indica que los señales que identifican la tumba de una mártir «son únicamente la vasija de sangre, de vidrio o terracota, la palma grabada en el mismo sepulcro o en el mortero que lo sella, o una inscripción que corrobora el martirio». En el lado externo de la tumba de Santa Filomena está la palma símbolo del martirio y en el interior la vasija de vidrio con la sangre que fue sometida a los rigurosos análisis.
Figura 5 – Catacumbas de Priscilla: la capilla griega cerca de las cuales está el nicho donde fue hallado el cuerpo de Filomena. Esta ubicación hace suponer que Filomena sea una mártir del período post-apocalíptico
Fig. 6 – vasija de la sangre hallada en el interior de la tumba de Santa Filomena. La presencia de una vasija que contiene sangre señala que la tumba es de un mártir. Después del decreto de 1961, algunos han insinuaron que en la vasija había perfumes y no sangre. Para resolver la cuestión, en 2003, el Rector del Santuario, Monseñor Giovanni Braschi, hizo extraer microfragmentos del contenido de la vasija de vidrio y los hizo analizar con los métodos más modernos y seguros que confirmaron, con toda certeza, la presencia de sangre en la ampolla.
Fig. 7 – Mugnano del Cardinale: Santuario de Santa Filomena, donde se guardan las sagradas reliquias del cuerpo de la Mártir. Es meta de peregrinajes provenientes de todo el mundo.
Fig. 8 – La capilla en la iglesia de Santa Maria de las Gracias en Mugnano del Cardinale, donde se guardan las sagradas reliquias del cuerpo de Santa Filomena.